14. Febrero 2010

Arrancan los ensayos de vuelo del detector espacial AMS

Un detector espacial desarrollado por un consorcio internacional, con significativa participación española, y construido en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), junto a Ginebra, va a pasar en las próximas semanas las pruebas de condiciones de vuelo en ESTEC , el centro tecnológico de la Agencia Europea del Espacio (ESA), en Holanda. Está previsto que el detector, denominado Alpha Magnetic Spectrometer (AMS), sea lanzado al espacio a bordo del transbordador Endeavour a finales del próximo mes de julio para ser instalado en la Estación Espacial Internacional (ISS). Entre las más de 50 instituciones del proyecto AMS, están el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) y el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).

Un convoy especial ha partido del CERN con el AMS y llegará al centro tecnológico de la ESA, en Noordwijk, la semana próxima. Allí será sometido, como todos los artefactos que se envían al espacio, a diversas pruebas para comprobar que es capaz de soportar las condiciones del lanzamiento y de operación en órbita, incluidos los ensayos en la cámara de vacío.

El AMS estuvo durante meses en el limbo porque la NASA canceló su lanzamiento en el programa de los transbordadores. Por ello, el recuperar la luz verde para ocupar la bodega del Endeavour supuso un profundísimo respiro para los científicos e ingenieros que lo han diseñado y desarrollado.

"Este es un hito muy importante para el AMS ya que es la primera vez que se va a probar en condiciones de vacío", ha explicado el premio Nobel de Física Sam Ting, líder del programa, acerca de la fase que ahora se inicia en Holanda "Tras las pruebas, el AMS podría volver al CERN para una revisión final antes de su traslado al Centro Espacial Kennedy [en Florida] para el lanzamiento". Si no es necesario hacer esa revisión final, el detector viajaría en avión a finales de mayo hacia Florida directamente desde ESTEC.

El AMS, instalado en la ISS, observará la abundancia de positrones y electrones. "Su principal objetivo científico es la búsqueda de materia oscura y de antimateria en un programa que es complementario del programa del nuevo acelerador de partículas LHC", explica el CERN en un comunicado. En las instalaciones de este laboratorio está instalado el centro de control del detector, del que se recibirán los datos a través del centro espacial de la NASA en Houston (EE UU). Además, se han planificado varios centros de análisis científico de los datos en instituciones participantes en el proyecto.

"La contribución del CERN ha sido determinante; sin los grupos de expertos en aceleración, imanes y vacío no habríamos llegado al punto en que estamos ahora con el AMS", afirma Ting. Este físico dirigió en el laboratorio europeo de partículas uno de los grandes detectores (L3) del acelerador LEP, que se desmontó para instalar el LHC en el túnel de 27 kilómetros que ocupaba.

Uno de los ensayos clave que va realizar con el AMS en ESTEC es el de intercambio de calor en condiciones de vacío espacial para probar su capacidad de mantener el equilibrio térmico, lo que es esencial para el funcionamiento de los sistemas electrónicos del detector y, especialmente, de su imán superconductor, que es el primero de este tipo que se envía al espacio, explica el CERN.

Los países participantes en AMS son China, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Italia, Corea, México, Holanda, Portugal, Rumania, Rusia, España, Suiza, China (Taipei) y Estados Unidos.

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14. Febrero 2010

La Agencia Espacial Europea despliegua sus instalaciones en Valencia

Valencia ha sido elegida por la Agencia Espacial Europea (ESA) para albergar un centro de referencia en el sector de las telecomunicaciones espaciales. Se trata del Laboratorio de Medida de Efectos de Alta Potencia en el Espacio, encargado de establecer los estándares que deberán cumplir los fabricantes de dispositivos de comunicación que vayan a ser lanzados al espacio, vigilar su cumplimiento y certificar que los componentes respetan la normativa. El centro cubrirá las vertientes científica y tecnológica de las telecomunicaciones espaciales. Su objetivo consistirá en disminuir el efecto que las radiaciones (mitigadas en la Tierra gracias a la atmósfera) provocan en los satélites. Y que van desde pequeñas perturbaciones (ruidos) a errores de funcionamiento potencialmente catastróficos. El laboratorio se ubicará en la Universidad Politécnica de Valencia y será el segundo más importante de la Agencia Espacial Europea en España, por detrás del ESAC (Centro Europeo de Astronomía Espacial) ubicado en Villanueva de la Cañada (Madrid), según explicó Vicente Boria, catedrático de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación y líder del proyecto.

En el proyecto participa también un grupo de la Universitat de València, que albergará una subsede del laboratorio, y cuenta con el apoyo de la Generalitat y el Ayuntamiento (que ayer se adelantó a anunciar la noticia).

Las cuatro instituciones se constituirán en un consorcio, llamado Val Space Consortium, que deberá firmar el contrato definitivo con la ESA. El laboratorio debería estar funcionando en julio. Las partes firmaron un preacuerdo en diciembre, después de que la agencia evaluara varios emplazamientos propuestos en Europa. Entre ellos, según señaló Víctor Reglero, gestor del área Aeroespacial del Plan de I+D+i del Gobierno, se encontraban dos españoles: el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, vinculado al Ministerio de Defensa, y la Universidad Autónoma de Madrid.

El laboratorio contará inicialmente con una plantilla de unos 25 investigadores, según afirmó ayer la Generalitat. Boria consideró que ese número es razonable si incluye a los grupos de las dos universidades valencianas (que seguirán pagando sus salarios), al personal que la ESA pueda trasladar desde Holanda (donde hoy se ubica el departamento) y a las contrataciones que pueda realizar el consorcio.

La Generalitat también habló de una inversión superior a los 15 millones de euros en cinco años, de la que ella aportaría dos y el Ayuntamiento una reserva de suelo. Boria explicó, sin embargo, que la elección de Valencia no está sujeta, en principio, a ninguna gran inversión económica. La agencia ha elegido el proyecto valenciano, entre otras cosas, por las infraestructuras con las que ya cuentan las universidades, aunque es probable que la ESA traslade más equipos a la ciudad.

El Gobierno valenciano y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, dijeron por último que el centro "generará 800 empleos de alta cualificación" y atraerá a 20 empresas de base tecnológica, aunque no explicaron cómo han elaborado las previsiones. Boria se declaró esperanzado en que el laboratorio pueda contribuir a generar riqueza y puestos de trabajo de alto nivel tecnológico. Y Víctor Reglero consideró que contribuirá a la aparición de spin-off (empresas surgidas de líneas de investigación) de "primer orden".

Aunque lo normal será que los grandes fabricantes (Alcatel, Thales, Tesat-Spacecom...) continúen enviando sus componentes a la gran sede que la ESA tiene en Holanda (desde donde se trasladará el laboratorio), la agencia los reenviará a Valencia para ser puestos a prueba y homologados. Y no se puede descartar que de ahí surjan relaciones más estrechas.

¿Por qué ha elegido Valencia la ESA? Ha influido la trayectoria de los grupos de la Politécnica, que lidera Boria, y de la Universitat de València, que lidera Benito Gimeno: tienen 20 años de experiencia, varios de ellos se han formado en la propia agencia y han contratado anteriormente con ella. Disponen de los equipos necesarios y abarcan el doble perfil de los ingenieros (en la Politécnica) y los científicos (en la Universitat), que era lo que la agencia anda buscando: investigar los fenómenos que provocan las perturbaciones en los satélites y desarrollar soluciones. Boria abre la puerta a colaboraciones con el resto de grupos españoles que trabajan en el campo, con los que las relaciones "son excelentes", así como con otros grupos europeos. El catedrático de la Politécnica consideró clave también el respaldo de las dos Administraciones valencianas, y especialmente el que han recibido desde la secretaría autonómica de Ciencia y Universidad que dirige María Amparo Camarero.

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