El Ministerio de Defensa adquiere drones Reaper

Reaper, el nombre del dron que España va a comprar a EE UU, significa en inglés segador. Menos tranquilizadora aún es la denominación del primer modelo de este vehículo aéreo no tripulado (UAV) fabricado por General Atomics: Predator (Depredador). La Administración de Obama los ha empleado profusamente en Pakistán, Yemen o Somalia y Hollywood ha popularizado tanto su precisión quirúrgica como sus daños colaterales.
Con esos precedentes, resulta difícil creer que los cuatro Reaper comprados por Defensa se dediquen solo a la vigilancia. Pero así es. Al menos por ahora.
Sin armas, los equipos adquiridos junto a los cuatro drones MQ-9 Block 5 y las dos estaciones móviles terrestres de control sirven exclusivamente para la navegación y la vigilancia: 20 sistemas de posicionamiento GPS y de guiado inercial, cinco sistemas electroópticos multiespectrales MTS-B de Raytheon y cinco radares de apertura sintética Lynx AN/APY-8. La Secretaría de Estado de EE UU ha aprobado la venta por 243 millones de dólares (216 millones de euros), pero podrían ser menos porque 80 millones de dólares (70 de euros) corresponden a un paquete de repuestos, accesorios y formación aún por cerrar, según Defensa.
Se podrán emplear en cometidos tan diversos como rescate de náufragos, control de vertidos contaminantes, vigilancia de incendios forestales o seguimiento de sospechosos, en apoyo a la Administración civil. También podrán desplegarse en zonas de crisis o para dar protección a las tropas; en solitario (como fue la crisis de Perejil) o en colaboración con otros aliados en teatros de operaciones como Malí o Líbano. No en vano una de las ventajas del Reaper sobre su competidor (el Heron TP israelí) ha sido que ya lo tienen Reino Unido, Francia e Italia y lo ha encargado Holanda.
Frente a la escasa autonomía de los drones con que cuenta España (el Raven, el Searcher y el Scaneagle), los Reaper pueden volar más de 24 horas por encima de los 10.000 metros y tomar imágenes de gran nitidez de día o de noche, con nubes o sin ellas. Dependerán funcionalmente del Estado Mayor de la Defensa, pero los operará el Ejército del Aire y estarán adscritos al 47 Grupo Mixto de Fuerzas Aéreas, que cuenta con aviones B-707 y Falcon 20 para misiones de reconocimiento, guerra electrónica o inteligencia.

Con base en Torrejón
La unidad tendrá su sede en Torrejón (Madrid), aunque los drones podrían estar en otras bases menos saturadas. Su vuelo presenta especiales complicaciones: no pueden compartir espacio aéreo con aviones civiles y necesitan espacio radioeléctrico libre de interferencias. Está previsto que estén operativos en 2017. En 2016 se formarán las tripulaciones, que ya reciben un curso en la Escuela de Matacán (Salamanca).
Aunque se han comprado para vigilancia, eso no significa que no puedan hacer otra cosa en el futuro. “Estos aparatos pueden durar 15 o 20 años y nadie sabe lo que pasará en ese tiempo”, admite un mando militar. El MQ-9 está preparado para cargar más de una tonelada de explosivos y dispone de anclajes para cohetes Stinger, misiles Hellfire o bombas GBU-12. “Si se decidiera armarlos, sería relativamente fácil, bastarían algunas modificaciones menores y un software específico”, añade el mismo mando. Algunos expertos creen que no es lógico comprar el Block 5 (que es más caro, pero tiene mayor potencia, lo que permite aumentar la carga) solo para vigilancia.
Pero para 2025 Europa ya debería tener su propio UCAV: Vehículo Aéreo de Combate No Tripulado. Al menos, esos son los planes.

Fuente El País